jueves, diciembre 27, 2007

The Aerovons, "Resurrection"

No va mal terminar el año con The Aerovons, uno de esos grupos de fugaz vida que se desarrollaron a finales de los años sesenta, mecidos por el influjo cálido y exuberante de los Beatles del Abbey Road. Eran americanos, pero se desplazaron a Londres, concretamente a los estudios de Abbey Road, para grabar en 1969 Resurrection, su primer y último disco. Ese mismo año, la ruptura repentina del grupo hizo que el disco no apareciese hasta el 2003, como si en el fondo del mar se hubiese encontrado un cofre lleno de melodías del pasado. Su escucha será todo un hallazgo para los amantes del pop atemporal, aquellos que, como dice Manolo Martos en el último número de su excepcional fanzine Mockba 80, se empeñan en "rescatar por fin al pop del gélido exilio en el que los alquimistas intentan mantenerlo vivo con potentes drogas, hacia las olvidadas regiones de la verdad".

Resurrection es un disco delicado, épico, florido y de placentera degustación. Es imposible que no pueda gustarnos su primera canción, "World Of You", uno de los mejores temas que se han escrito nunca en el pop. Es una canción dramática, profunda, pero al mismo tiempo deliciosa. Su melodía es inolvidable en sí misma, adornada además con unos heroicos arreglos de cuerda que le dan el justo tono apocalíptico y crepuscular, sin sonar nunca pretenciosa. Poética, visual, precisa como una flecha, nunca podremos quitarnos de encima sus dos minutos y medio de viaje fantasioso. Luego se abre paso "Resurrection", una adictiva recreación de "Across The Universe" de los Beatles, reformulada en términos espaciales y psicodélicos, como si Syd Barrett se hubiera decidido a hacer una versión, y logrando un estimulante punto de misterio que literalmente nos come los oídos. Tendremos la misma sensación con "Say Georgia", aunque en esta ocasión la canción tomada como modelo es "Oh, Darling!", también de los Beatles, un ejercicio de estilo, una curiosa variación que en cualquier caso es igual de poderosa que la original. A este respecto, Tom Hartman, el líder del grupo, dijo lo siguiente: "Escuchamos esas canciones y dos semanas después de hacerlo decidimos rechazar dos temas que habíamos planeado incluir en el Lp y hacer algo como lo que ellos estaban haciendo en ese momento [...] Cuando apareció 'Oh Darling' pensé: tío, yo escuché esa canción antes, y no sabía cómo se había parecido tanto".

"Whith Her" es una plácida melodía de influencia absolutamente McCartniana, hasta la voz se parece, con ciertos matices melancólicos de la primera etapa de los Beatles que quedan magníficamente subrayados con los efectos de sonido de las olas del mar sobrevoladas por gaviotas. Este poso de tristeza adopta un color más blues en "Quotes & Photos", muy al estilo de George Harrison y casi con su mismo estilo de arrastrar las notas de guitarra, aunque si nos ponemos puntillosos podremos insinuar cierto parecido con "I Want You", también del disco de los Beatles que los Aerovons siguieron como su particular Biblia, Abbey Road. "Words From A Song" remite más al pop clásico, quizá en cierta estela Hollies, con unos desencantados coros entre arreglos de cuerda y una guitarra que lleva la firma del más puro Harrison en la época Abbey Road. Los parecidos siguen con "Bessy Goodnight", esta vez fijándose en el nervioso teclado de piano de "Lady Madonna" y en su melodía lanzada a bocajarro, sazonada con coros y efectos de sonido obtenidos del Sgt. Peppers, dentro por completo de esa norma no escrita del pop psicódelico, ideada por Ray Davies, de incluir siempre al menos una canción de estilo vodevilesco. "Something of Yours" tiene como punto fuerte una melodía misteriosa cantada a varias voces que se turnan una a otra, entre armonías al más puro estilo británico, generando de este modo un mecanismo bello, sofisticado pero natural y terriblemente pegajoso.

"She's Not There" cuenta con un estribillo infeccioso y de un estilo que recuerda en su desparpajo a The Lovin' Spoonful, antes de volver con "The Years" a la línea Beatle que ellos amaban, de nuevo en forma de melodía plácida, tierna y McCartniana, más o menos como las que realizaba Eric Carmen con los Raspberries allá por los setenta. Por otro lado, "Everything's Alright", como su propio nombre indica, es todo luz y optimismo, basada en una melodía puramente bubblegum y estival a través de la cual los rayos de sol se hacen con parte del disco, a la manera en que se hacía, por ejemplo, en discos de sunshine pop californiano como el de The Yellow Balloon. La canción más Lennon del disco, y también la más experimental, es sin lugar a dudas "The Children", una especie de suite dividida en varias partes en la que encontramos pop psicodélico e introvertido, cancioncilla infantil y aires festivos durante cinco minutos que se hacen de todo menos largos, apuntalados por unos coros y trompetas muy levemente progresivos para finalizar entre celofanes un disco fantástico.

Como solemos decir por aquí, un gran disco suele incluir bonus tracks de un nivel excepcional, y éste es también el caso. "Train" apunta hacia el estribillo directo y depurado, envuelto en ya una indisimulada explosión de arreglos, y "Song for a Jane" remite al tipo de canción a lo McCartney de la que hemos encontrado algunos ejemplos en el disco. La balada desnuda "Here" (tan sólo un piano y la voz de Tom Hartman para una de sus melodías quebradizas) completa esta joya de cuya existencia sabemos desde hace muy poco, cortesía de unos fanáticos de los Beatles que se enamoraron del Abbey Road y quisieron ofrecer su particular visión de aquellas fabulosas canciones, a golpe de talento, imaginación y un depurado espíritu pop.

Podéis encontrar el disco aquí:

The Aerovons. Resurrection (1969)

Sólo me queda desearos buenas fiestas y año nuevo, y disculpar que las actualizaciones durante estos días no sigan el ritmo acostumbrado. Volveremos en enero con un detallado artículo sobre uno de nuestros mayores -y menos reconocidos- genios musicales. Me gustaría saludar también a nuestro blog amigo El Mahoma Social Club (recomiendo no perderse su último artículo, dedicado a uno de mis grupos favoritos, Material Issue), y agradecer a su autor la gran cantidad de grupos pop uruguayos que me ha hecho descubrir (La Conferencia del Bar Totó, de los Shakers, es un disco de inestimable nivel). Aquí (sección Descargas) encontraréis muchos de ellos.

Contacto para pedir Mockba 80:

Manolo Martos Pérez
Avda. de Oria, 2
04810. Oria. Almería
Correo electrónico: manolo_martos@hotmail.com


El fragmento con las palabras de Tom Hartman, y la segunda fotografía de este artículo, se han extraído del más que recomendable artículo sobre los Aerovons de la página web Aloha Pop-Rock.

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lunes, diciembre 17, 2007

Radio Futura, "Música Moderna"

A principios de la década de los 80, adscritos a la energía pura y vital de la nueva ola y todavía lejos de los laberintos seudointelectuales en los que más tarde se perdieron, Radio Futura publicó Música Moderna. Un disco que rebosa entusiasmo, que sorprende por su frescura y que lo da todo en diez canciones explosivas y directas. Se trata de una sucesión de himnos juveniles, apuntalados a veces por interesantes atmósferas surrealistas, y sin lugar a dudas lo mejor que Radio Futura hizo nunca en su vida como grupo. Lástima que posteriormente les entrasen las ganas de ser modernos e integradores, lo cual casi siempre equivale a tener que acercarse a culturas musicales exóticas.

Pero no, en Música Moderna no hay nada de eso y la primera canción, "Enamorado de la moda juvenil", es un trallazo, un single lanzado a la cara con un estribillo convertido ya en clásico y que por entonces fue todo un éxito. La canción está cantada con ganas, alternando varias voces, y con el desparpajo que había inyectado la nueva ola a las canciones redondas de dos minutos. En "Ivonne" hay otra canción directa y que busca con obsesión el estribillo luminoso, entre unos sonidos electrónicos muy sutiles que son un puro adorno y el vaivén de un ritmo plácido. Por el contrario, "Cinco semanas en globo" es una angulosidad, la primera canción rara del disco, por decirlo de alguna manera, pero increíblemente adictiva, de guitarras amenazantes, voces en espiral y sintetizadores pantanosos. Pero en "Zombie", mi favorita, vuelve el sol, el optimismo y una guitarra que se disfraza con los ritmos del reggae para hacer pop, todo ello con los sonidos electrónicos que se repiten en todo el disco y que, sin molestar ni invadir las canciones, las impregnan de un peculiar envoltorio de aviones volando. Con estos sonidos aéreos comienza, precisamente, "Jarama", calculada, aritmética, precisa entre guitarras angulosas y la voz mecánica de Santiago Auserón. En estos pliegues más experimentales se nota la fuerte influencia en el disco de Roxy Music cuando aún participaba Brian Eno.

La segunda cara se abre con una brutalidad, "Divina", una excepcional versión de "Ballrooms of Mars" de T. Rex, realmente deliciosa, embriagadora con la manera lánguida de cantar de Santiago Auserón, los coros desapasionados y nuevamente un ritmo ligeramente reggae. Absolutamente inolvidable e infecciosa, se trata de un escalón más en un disco extraordinario. "Regreso a las minas del Rey Salomón" combina de nuevo el hieratismo de Auserón con unos pasajes sonoros inquietantes y un estribillo heroico y convencido. El solipsismo prosigue con "Muchachita", una introversión siempre presentada en formato pop, en este caso con armonías vocales y una estructura rítmica muy marcada. Porque el himno definitivo llega con "Trepidación", canción vertiginosa, futurista, que no da tregua de principio a fin y de la cual hasta el último de los detalles -increíble la lista de grandes ciudades a mitad de la canción- acaba haciéndose imprescindible. Un canto a la velocidad y la juventud, la última gran explosión de energía del disco antes de que llegue "La Máquina". Para acabar el disco, esta última canción parece de goma, da la impresión de estar a punto de derretirse, pero lo cierto es que sobre este volcán sonoro, el hipnótico estribillo no podía resultar más irresistible, repetido como una plegaria misteriosa hasta el final.

Música Moderna es un disco sublime, a la altura de otras obras maestras del pop español de aquellos años, como los primeros discos de Mamá o Nacha Pop. Sin embargo, es una lástima que también sea la parte de la historia de Radio Futura más desconocida e infravalorada hasta por el propio grupo. Como demuestran estas canciones, hubo vida mucho antes de La ley del desierto, la ley del mar y de las indigeribles fusiones de ritmos latinos.

Radio Futura. Música Moderna (1980)

Fotos extraídas de Radio Futura

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domingo, diciembre 09, 2007

Corn Flakes, "Double Bed"

Los barceloneses Corn Flakes empezaron con un par de estimulantes discos de hardcore melódico, llenos de furia y también de curiosidad por la melodía. Sus canciones oscilaban entre la energía de Bad Religion y la infecciosidad de Green Day, pero estaban aún muy lastradas por un cierto apego a las normas del género. Sin embargo, solían prodigarse en chispazos eléctricos con una gran importancia del juego de voces y del estribillo pegadizo, pistas importantes de que en su corazón latía el pop. Tras Childish (1992) entran en un paréntesis creativo -salvando dos EP's en 1993- que deriva, en 1995, en Double Bed. Un disco con el que dejan atrás su anterior sonido y se lanzan decididamente al pop sin restricciones, a la canción redonda y moldeada según sus propias necesidades y no unas convenciones de género.

Double Bed es un disco de peso, una obra de ingeniería pop en la que se nota que las canciones han sido trabajadas minuciosamente, teniendo en cuenta todos los detalles. Las voces dobladas se pliegan sobre las melodías de una manera perfecta, a veces adquiriendo el protagonismo y otras como adorno, pero siempre presentes, y las guitarras hacen uso de un amplio inventario de recursos para sostener con fuerza el esqueleto de las canciones, colorearlas o jugar con las estructuras. Todos estos efectos contribuyen a potenciar unas canciones ya de por sí brillantes y atacadas con las ganas de un grupo que quizá siempre quiso hacer pop. Es significativo el descenso de revoluciones que muestra ya el tema que abre el disco, la fenomenal "One Of These Days", preocupada de manera escrupulosa por destacar sobre todo la emocionante melodía, con ciertos aromas de Teenage Fanclub, y dejando a un lado la rabia impostada de sus comienzos. Después, los cambios de ritmo de "Ugliness", sus guitarras afiladas, su encantador estribillo sobre una base musical bastante sencilla, son pura adicción, son ya el cebo para llevarnos de la mano el resto del disco. El ritmo se acelera en "Death Of A Lover", pero nos ofrecen lo mismo: un estribillo que es pura delicatessen sonora y por el que Kurt Cobain habría dado un brazo, pegadizo y dulce entre la explosión de guitarras.

Con "Underwear" nos muestran de nuevo su lado sensible, su melodía es delicada y sincera, terriblemente pop, accesible y con visos de himno, ideada para disfrutar de ella sin más excusa. Quizá por eso pretenden ser más duros en "Cruel To Me", la canción que más cerca está del sonido del rock independiente del momento, una curiosidad en el contexto del disco, trepidante y abriendo camino hacia una de las perlas que más brillan: "Coloured Pills". El sonido con eco de sus guitarras -sacado de una excursión a los discos de Aztec Camera- es absolutamente infeccioso, al igual que el caramelo pop insertado en el estribillo, una bomba de dulzura, una preciosidad que deja con la boca abierta. En "Unloved Alive" se nota el influjo de grupos como Replacements, y esta canción no es sólo especial por su brillante conjunción de guitarras poderosas y melodía sensible, sino también por el increíble juego de voces que aparece en ocasiones, yuxtaponiéndose unas a otras en uno de los estribillos más perfectos y emocionantes que haya compuesto nunca un grupo español. El disco consigue definitivamente el estatus de obra maestra con la siguiente canción, "Phone", mi favorita, en la que filtran el hardcore melódico en la depuradora del pop y consiguen una joya de la música chicle. Un himno en toda regla, una canción con una garra demoledora a la que es imposible dejar de prestar atención una vez se empieza a escucharla.

"Aleph" fue quizá el tema que más sorprendió a los anteriores seguidores de su época hardcore. Más que nada, porque ya ni siquiera aparece la batería, porque se plasma una melancolía repleta de matices y porque el teclado que irrumpe puntualmente parece un billete de ida y vuelta a las épocas que nunca volverán. Magnífica, abrumadora y, en esencia, más que digna de figurar en un listado de las cinco mejores canciones de REM. La última canción, "Typical Me", aligera el peso y en apenas un minuto y medio cierra el disco con un golpe de pop revolucionado y obsesionado por los estribillos.

Double Bed tuvo cierta repercusión en su momento, e incluso fue incluido entre los mejores discos españoles de los noventa por Rockdelux -sin duda, porque Corn Flakes venían de un estilo que incluía la palabra "core", lo cual suma muchos puntos para despertar el interés de esta revista. En todo caso fue un éxito no sólo merecido, sino absolutamente reivindicable como uno de los discos españoles más entregados, deliciosos y disfrutables que puedan escucharse y, sin duda, una obra maestra de los sonidos que, en plenos noventa -y a la manera de Redd Kross, Posies y Material Issue- apostaban por conciliar las guitarras briosas con las melodías puras.

Corn Flakes. Double Bed (1995)

Artículos de interés:
"Corn Flakes, biografía, discografía y proyectos paralelos". En La Factoría del Ritmo
"Corn Flakes a Contrapelo". En Último Resorte

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