
Varios meses después, el 10 de abril de 1967,
Paul McCartney y su novia
Jane Asher utilizaron un jet cedido por
Frank Sinatra para viajar hasta Los Ángeles y, en el transcurso de una estancia de un día y medio, hacer una visita a Brian Wilson en el estudio, donde seguía retocando, haciendo y deshaciendo las canciones que tenían que formar parte de
Smile. El orgulloso McCartney, que por entonces estaba a punto de acabar con los
Beatles su
Sgt. Pepper's, tocó al piano "She's Leaving Home" y le puso a Brian Wilson un acetato con "A Day In The Life". Escuchar esta última canción fue la puntilla definitiva para un proyecto que nació vigoroso e ilusionado, pero que fue perdiéndose en su propio laberinto hasta que Brian se sintió incapaz de llevarlo a buen puerto.
Derek Taylor, el jefe de prensa de los Beach Boys, redactaba el 6 de mayo el acta de defunción del disco: "Cada pieza musical bellamente diseñada, forjada con finura, soldada con notable inspiración en estos últimos meses por Brian y sus artesanos de los Beach Boys, ha sido desechada".
Empezaba a partir de este momento una de las leyendas más hermosas del pop: el fantasma de un disco que podría haberlo cambiado todo merodeó a lo largo de los años hasta que, en el 2004, Brian Wilson, acompañado por los
Wondermints, decidió darle forma oficial y publicarlo por primera vez. Había empezado a idear el disco en mayo de 1966, después de que
Pet Sounds obtuviera un unánime éxito de crítica -aunque no comercial-, y sus intenciones fueron espoleadas por la conmoción que causó el single
Good Vibrations en octubre de ese mismo año. Aupado definitivamente a la categoría de genio, se centró de manera obsesiva en su siguiente objetivo: crear un disco que supusiera un nuevo nivel en la música pop. Una colección de canciones que inspirasen amor y buenos sentimientos, una música cargada de religiosidad y de misticismo, un ramillete de "sinfonías adolescentes a Dios". Se puso el listón a sí mismo en lo más alto posible. Sin embargo, en aquella época difícilmente podría imaginar que
Smile tardaría casi cuarenta años en salir a la luz.

Los motivos para el fracaso fueron numerosos y se apilaron unos sobre otros. El frágil espíritu de Brian Wilson, un visionario en el estudio pero una persona insegura y vulnerable, terminó doblegándose ante todos los estímulos negativos que debió afrontar, algunos de ellos fruto del momento, pero otros encubados durante años. Además, hablamos de un periodo en el que el pop se había desarrollado hasta tal punto que los grupos más importantes competían por lograr el disco definitivo, la obra de referencia que iba a marcar un antes y un después. Brian vivió esta carrera de una manera enfermiza, resuelto a no dejarse superar y a volcar todas sus fuerzas para llegar el primero. La presión comenzó rápidamente a tener efectos sobre su comportamiento. El abuso de las drogas fue una de las consecuencias instantáneas de la búsqueda maniática de la belleza. Aun así, y a pesar de que Brian había construido en su casa una tienda para fumar hachís, y de que siempre que podía hablaba de las virtudes del LSD para ampliar la conciencia -él mismo contribuyó a alimentar la leyenda de su afición a los alucinógenos: "Allí fumábamos marihuana y tomábamos LSD. Fumaba mucho, cada día. Me ayudó a meterme a fondo en la música, pero la experiencia me asustó", dijo recientemente-, lo cierto es que todo esto no deja de ser un tópico, porque Brian apenas probó las drogas psicodélicas. Lo suyo eran más bien las anfetaminas, concretamente el Desbutal.

El Desbutal le ayudaba a ignorar el estrés, pero al mismo tiempo contribuía a incrementar la paranoia de un Brian que empezó a ver enemigos por todas partes. Con una casa en cuya gramola sólo había discos de los Beach Boys y de
Phil Spector, su primer objetivo no pudo ser otro que el artífice de "Be My Baby", al que veneraba y envidiaba a partes iguales. Comenzó a obsesionarse -todavía más- con él y su música y a escuchar cada día, sin cesar, "Be My Baby". Creía ver en sus canciones mensajes ocultos, amenazas personales y explicaciones al misterio del universo. Una noche regresó a casa muy asustado, después de ir al cine para ver
Plan diabólico, de
John Frankenheimer, película que empezaba con la siguiente frase: "Hola, Mr. Wilson". Estaba convencido de que Spector había tramado aquella película (pues trabajaba para Columbia, aunque en realidad la película era de Paramount) para advertirle del peligro que corría si se atrevía a superarle con su nuevo disco. Otro día, el periodista
David Dalton acudió a una sesión fotográfica del grupo y se sorprendió por la afabilidad con la que Brian lo recibía, quien hasta terminó invitándole a su casa. Una vez allí, rodeado de grabadoras que repetían una y otra vez las percusiones iniciales de "Be My Baby", e intrigado por las extrañas actitudes de Brian, que parecía esperar algo de él, acabó huyendo cuando el líder de los Beach Boys le hizo la siguiente pregunta: "¿Qué estás haciendo aquí, Phil?". Pensaba que el periodista era Phil Spector, disfrazado para entrar en su estudio y robar sus secretos musicales. Por otro lado, pasaba el tiempo intentando descubrir los micrófonos que pensaba que su padre,
Murry Wilson, había colocado para robarle las ideas y las canciones.

La paranoia generada por las anfetaminas era algo que también contribuía a alimentar
Van Dyke Parks, el joven escritor y músico al que Brian había conocido gracias al productor
Terry Melcher -involucrado en muchos de los grandes discos del sunshine pop de finales de la década-, y al que contrató para poner letra a las canciones que estaba componiendo para
Smile. Esto es lo que dijo Van Dyke Parks del jefe de prensa de los Beach Boys, que anteriormente había trabajado con los Beatles: "A Derek Taylor lo enviaron aquí como espía en beneficio de los Beatles para ver qué se cocía en la Costa Oeste. Creo que Derek les facilitó la escucha de
Smile antes de que idearan
Sgt. Pepper's". Curiosamente, en las entrevistas que se hicieron a raíz de la publicación oficial de
Smile en el 2004, seguía manteniendo la misma tesis, aunque ligeramente variada: "Por lo que sé, algunos miembros de los Beatles fueron al estudio aprovechando que Brian no estaba y escucharon algunas cintas de lo que estaba haciendo". Afortunadamente, Van Dyke Parks también aportó unas magníficas letras, lo suficientemente etéreas e imaginativas para la música que iba a acogerlas.

Otro de los efectos del Desbutal eran los delirios de grandeza. En palabras del periodista
Jules Siegel: "Una gran parte de lo sucedido fue por las anfetaminas. No puedes parar, debes expresar todos tus pensamientos. El problema es cuando sucumbes, el problema es simplemente lo feo y estúpido y trivial que parece todo. Todo lo que ves son los errores". Brian repetía una y otra vez las tomas, se entregaba a miles de versiones de cada canción, las grababa y regrababa y al final lo desechaba todo para empezar de nuevo. Las ediciones pirata de
Smile muestran un caos de canciones alargadas, acortadas, combinadas unas con otras y con títulos diferentes. Las ideas de Brian bullían con tal intensidad y en tantas direcciones que le era imposible mantenerlas sobre unos raíles y quedar satisfecho. A pesar de todo, desde el principio tuvo claro que su metodología iba a cambiar. En "Good Vibrations" inauguró una nueva forma de trabajo, basada en grabar pequeños fragmentos separados, en principio muy distintos entre sí, que cobraban sentido cuando se juntaban en una sola composición. Los cambios de ritmo, deliciosas melodías y armonías vocales que se combinaban frenéticamente en "Good Vibrations", convirtieron la canción en un éxito aplastante y en algo nunca visto hasta entonces. Brian se propuso llevar al límite esta fórmula y aplicarla a un disco en conjunto. El ensamblaje de las diferentes partes daría como resultado un disco con un mensaje artístico y espiritual tan intenso que haría felices a las personas que lo escucharan.

Como es lógico, esto afectó directamente al espíritu de las canciones. El deseo de "transmitir vibraciones amorosas a la gente" y de crear "un sonido que tuviese un encanto imperecedero", en palabras del propio Brian, junto al nuevo método de combinación de fragmentos, le hicieron apuntar hacia una totalidad para la que necesitaba un concepto compositivo muy distinto al que había usado hasta entonces. Su aclamado
Pet Sounds contenía canciones majestuosas, de una hermosura sin límites, pero todavía estaban construidas linealmente, con un principio, un fin y unos estribillos muy marcados, una tras otra hasta acabar el disco. La fórmula sólo variaba un poco en las dos piezas instrumentales, "Let's Go For Awhile" y "Pet Sounds", que creaban atmósfera, se expandían hacia todas partes e insinuaban miles de detalles. Éste fue, precisamente, el molde para
Smile. Un disco estrafalario, absolutamente extraño en su época y muy avanzado para lo que imperaba por entonces, obsesivo, volcado en sí mismo, realmente conceptual, pero sin digresiones estériles y a pesar de todo centrado en las melodías y en los bellos sonidos. Un disco, en definitiva, de intenciones vanguardistas, sin precedentes, y que iba mucho más alla del
Sgt. Pepper's, que a pesar de las novedades de sonido seguía planteando el esquema tradicional de conjunto de canciones. Además, Van Dyke Parks y Brian planearon que fuese también un disco sobre el concepto de lo americano, algo que escuchando las grabaciones sólo se puede percibir desde un punto de vista más intuitivo que comprensivo, y sólo con algunas pocas canciones. La sudorosa y épica "Cabin Essence", por ejemplo, que trata sobre la construcción del ferrocarril estadounidense, transmite esta sensación de siglos lejanos, de trabajo en los raíles. De todos modos, Van Dyke Parks, necesitado de dinero, se cansó de esperar a que Brian saliera algún día del estudio con el disco completado y abandonó el proyecto en abril de 1967. Pero le dio tiempo a tomar buena nota de las ideas fragmentarias de Brian y aplicarlas a su primer disco en solitario,
Song Cycle, editado en 1968, una pequeña joya de sonidos barrocos.

Meses antes, en noviembre de 1967, el resto de los Beach Boys habían regresado de una exitosa gira en Gran Bretaña, planeada a raíz del éxito de "Good Vibrations". Cuando entraron en el estudio y se encontraron con las cintas del nuevo disco, su reacción inmediata fue oponerse frontalmente a lo que su líder planeaba. Montados nuevamente en las mieles del triunfo, creían -y posiblemente no se equivocaban- que
Smile no iba a ser comprendido por el público y que se convertiría en un fracaso. Mike Love definiría posteriormente
Smile como "un disco sobre la locura de Brian". Brian se encontró completamente solo y enfrentado a sus compañeros, que no dejaban de quejarse entre toma y toma, durante las demenciales sesiones de estudio en las que se repetían incesantemente los mismos fragmentos, e incluso
Dennis y
Carl, en principio más afines a su hermano, se abstuvieron de apoyarle ante el constante acoso y derribo que venía de la parte reaccionaria del grupo, representada por
Mike Love. A este problema, se le unió la denuncia por desfalco que el grupo interpuso contra su propia discográfica, Capitol, a finales de febrero de 1967 -y que terminó con la creación de Brother Records, desde entonces el sello de los Beach Boys-, de modo que mientras durase el pleito no podría presentarse ante una audiencia masiva el siguiente single, "Heroes & Villains". Tampoco ayudó demasiado el hecho de que un anfetamínico Brian Wilson, víctima además de todas las presiones, se sintiera cada vez más inseguro sobre su propia música y sobre hacia dónde quería dirigirse. Si bien al principio había querido crear un disco optimista y lleno de amor, el resto de los Beach Boys tuvieron que escuchar cómo un día Brian decidía que en realidad iba a grabar un disco de sonidos acuosos, otro día, un disco de humor, al siguiente, un disco de música de fondo para hacer gimnasia -llenó su sala de aparatos de gimnasia que nunca utilizó-, y así toda una ristra de posibilidades que cambiaban prácticamente cada día y que minaban la ya escasa confianza en el disco de sus compañeros.

El resultado ya sabemos cuál fue, pero la pregunta más interesante en este sentido es la que hace referencia a lo estrictamente musical. A pesar de todos los cambios, Brian logró terminar una serie de secciones que iban a ser la base del disco. No cabe duda de que en
Smile había enormes canciones. Para empezar, una impresionante "Heroes & Villains", tan novedosa como "Good Vibrations", con los característicos cambios de ritmo y de melodías, de la que Brian hizo cientos de versiones, algunas de ellas bastante más largas que la versión acortada que apareció posteriormente en
Smiley Smile (1970). "Heroes & Villains" contaba una historia épica, plagada de efectos chocantes, cantos tribales insólitos y espirales sonoras. También estaba el encanto barroco, cristalino y refinado de "Wonderful". No obstante, destacaba especialmente "Surf's Up", quizá la canción más novedosa y radical del disco, que entre falsetes angelicales y espejismos oníricos, nos llevaba de la mano por un fascinante mundo de ensueño, para terminar con un Brian Wilson casi ultraterrenal, presente en espíritu puro, que sólo con un piano nos despertaba emociones de milenios pasados en planetas perdidos. "Wind Chimes" era delicada, tan cuidadosa y brillante como una escultura de hielo. Y por supuesto, no podemos olvidarnos de "Good Vibrations", el primer paso en la columna que Brian quería construir hasta el paraíso. Todas estas canciones suponían una especie de puertos de montaña, paisajes a los que se llegaba tras seguir los complicados senderos del disco.

Porque
Smile era mucho más que estas canciones. Incrustadas entre ellas, quedaban fragmentos y mosaicos minimalistas que aparecían una y otra vez, a veces reclamando el protagonismo en el interior de las propias canciones. Esto es lo que sucedía con el fragmento de "Heroes & Villains" conocido como "Bicycle Rider", la parte intrigante de clavicordios que aparecía inesperadamente en otras composiciones como "Do You Like Worms" (más tarde retitulada "Roll Plymouth Rock") o insinuada en muchas otras más, como "Song For Children" o "In Blue Hawaaii". Precisamente, el cálido y precioso mantra de "Do You Like Worms" era reescrito en la minimalista "Barnyard", una melodía soleada de apenas un minuto que daba paso a los robustos violines de "Old Master Painter" y a la añeja y nostálgica "Are You My Sunshine". "Child Is Father To The Man" era otro mantra adictivo, expansivo, con cierto punto de obsesión en sus palabras, repetidas en un estribillo a modo de bucle que también asoma al final de "Surf's Up". La festiva "I'm In Great Shape" tenía el añadido de una parte conocida como "The Woodshop Song", con sonidos de una carpintería tras una breve y relajada composición jazz. "Vegatables" era absolutamente naíf, reducida a su mínima expresión, y rendía homenaje a la dieta sana de las verduras -aunque ésta era otra de las ridículas hipocresías de Brian, adicto sin remedio, como todos sabían, a la comida basura, "On A Holiday" presenta unos deliciosos sonidos estivales tocados con xilofón, y "Our Prayer" se bastaba con las armonías vocales para destilar una belleza etérea y sedosa. Todas las partes de
Smile constituían una unidad orgánica, un artefacto sonoro vivo con su propia filosofía y leyes. En 1967, Brian no fue capaz de establecer una forma fija para algo que escapaba a todo molde y que parecía tener vida propia. De hecho, en el momento en que recibió la visita de McCartney, prácticamente se había olvidado del disco para centrarse en un single con las canciones "Vegatables" y "I Love To Say Dada" (una emocionante regresión a la infancia, igualmente minimalista, que sería incluida posteriormente dentro del fragmento "In Blue Hawaaii"). La escucha de
Smile sugiere una especie de fluir incesante, sonidos que llaman la atención y que aparecen luego en la memoria caprichosamente, indivisibles, rebeldes e intercambiables, como si en realidad no importara demasiado el orden en el que apareciesen.

Puede decirse que, en esencia, Brian cumplió parte de sus objetivos.
Smile es un disco impresionista -un poco a la manera de una de las piezas clásicas que Brian tomó como referencia,
Rhapsody In Blue de
George Gershwin-, primordial, tan inmediato que apelaba antes a los sentidos que a cualquier clase de razón, con ornamentos neobarrocos y alucinados y espirales que se expandían sin fin. Sin embargo, muy lejos quedaba su deseo de transmitir amor y buenas vibraciones. Quizá fruto de un momento muy complicado, y de una estabilidad emocional a punto de estallar en pedazos, el viaje interno de
Smile devolvía una atmósfera enrarecida, grotesca, laberíntica y obsesiva, como puede transmitir muy bien el descenso a los infiernos que es otra de las canciones, "Mrs. O'Leary's Cow". El ambiente saludable brillaba por su ausencia y los monstruos campaban a sus anchas, amenazantes. Pero el resultado era innegablemente bello. De haberse terminado,
Smile hubiera sido, sin duda, uno de los discos más fascinantes de la historia de la música. No obstante, Brian también era muy consciente de que quizá había ido demasiado lejos y de que
Smile no tenía una salida comercialmente viable. En 1968, dijo lo siguiente en un programa de radio: "En ese momento pensé que las canciones no eran las que el público quería. El disco no era comercial". Recientemente afirmaba que "No quisimos editarlo porque pensamos que era demasiado raro". Todo lo que
Smile tenía de artístico y de insobornable autenticidad, lo perdía en la conexión con el público de su época, algo en lo que, sin embargo, había triunfado el
Sgt. Pepper's de los Beatles.

Atrás quedó una experimentación sin límites, que llevó a Brian a componer en un piano instalado dentro de una caja de arena en la sala de estar de su casa -hasta que sus perros se aficionaron a usar la arena con otros fines-, a grabar dentro de una piscina vacía o a usar botellas, latas, cables, sierras y troncos como instrumentos para lograr un sonido único y especial. Brian buscó una comunión mística con el entorno, lo que le empujaba a atender incluso factores astrológicos a la hora de componer y de grabar. Todo esto tuvo su doble filo. De hecho, una de las pérdidas más dolorosas de
Smile fue una suite que se llamaría "Elements", y que tendría cuatro partes: "Water", "Wind", "Earth" y "Fire". Poco después de terminar la parte correspondiente a "Fire" (fuego), Brian se dio cuenta de que los días de grabación coincidieron con tres grandes incendios que habían estallado en California y, convencido de su responsabilidad, decidió eliminar las cintas con la canción y desechar la idea de la suite "Elements". Lo cual fue una lástima, porque sí que ha llegado hasta nosotros un corte de "Water" -posteriormente regrabada en el álbum
Sunflower (1970)-, canción que empieza con un precioso cántico monástico a varias voces, y que luego se desarrolla de una manera minimalista, vibrante, feliz y cargada de emociones. También quedaron fuera otras canciones sorprendentes como "She's Goin' Bald" o la fraternalista "With Me Tonight" (incluidas en
Smiley Smile).

A partir de la cancelación de
Smile, se abrió la veda para la leyenda. Algunas de sus canciones fueron grabadas con la mínima instrumentación posible en
Smiley Smile, publicado en septiembre de 1967, sólo cuatro meses después de dar
Smile por finiquitado. Otras canciones fueron goteando en discos posteriores, hasta llegar a
Surf's Up (1972). Desde entonces, el mito de
Smile fue creciendo a pasos agigantados, debido en parte a lo difícil que era escuchar aquellas tomas que nunca habían salido a la luz, en una época en la que no existía Internet. Mucha gente tuvo que esperar hasta 1993, con la edición de la caja
Thirty Years Of Good Vibrations, que repasaba toda la historia del grupo, para escuchar por primera vez algunas de aquellas canciones extrañas e inquietantes. Otra solución eran las ediciones pirata, que frecuentemente mezclaban los diferentes fragmentos sin ningún tipo de criterio y que exponían al oyente a horas de aburridas escuchas de tomas repetidas, sólo aptas para fanáticos. Entre estas ediciones, cabe destacar el
Smile de Odeon, bastante completo y concreto y poco inclinado a las tomas de relleno, con una infernal versión de "Heroes & Villains" de diez minutos, o en el otro extremo, el
Smile de Vigotone, que a lo largo de varios Cd's pretende incluirlo absolutamente todo.

En el 2004, después de una exitosa serie de conciertos en los que presentaba
Pet Sounds junto a los Wondermints como grupo de acompañamiento, Brian Wilson decidió concluir la leyenda y publicar definitivamente
Smile. Cuando apareció, las críticas fueron generalmente benévolas -no podía ser de otro modo, dada la calidad del material-, pero a pesar del excelente trabajo realizado subyace la sensación de que el momento ya había pasado y que, en todo caso, el disco debería haberse publicado de otra manera. Regrabar hitos de carne y hueso como "Good Vibrations" parece algo innecesario y una recreación entrañable más que otra cosa, y quizá el valor auténtico de este disco consiste en haber fijado definitivamente las canciones, su forma y su orden. Todo esto sirvió para que apareciese la edición pirata definitiva, el
Smile de Purple Chick, que llevó a cabo un laborioso trabajo para insertar las tomas grabadas en 1967 en el esqueleto ofrecido en el 2004: lo que debería haberse hecho desde un principio. Gracias a este empeño, podemos disfrutar del
Smile que más se aproxima a la obra que Brian tenía en la cabeza en 1966.
Smile será para siempre el disco fantasma por antonomasia. Imprevisible y enfebrecido, da la impresión de que ya desde el principio estaba destinado a quedarse en las tinieblas y dar lugar a infinitas elucubraciones sobre lo que habría sido la historia de la música si hubiese aparecido en el instante adecuado. Su leyenda es hoy día uno más de sus encantos, pero no el único, pues por fortuna la música que contiene está a la altura de la sombra proyectada por el mito. Escuchar
Smile supone una experiencia única e irrepetible, el brillo de un disco abortado cuando debió salir pero que permanece vivo y eterno para quien alguna vez decide acercarse a sus sonidos.
Purple Chick Smile. Aquí podéis conseguir la mejor versión de
Smile que ha aparecido hasta el momento. Incluye diseño de portada para que podáis imprimirla. Puro goce auditivo.
Las fotografías del artículo forman parte en su mayoría del libreto de doce páginas que Capitol imprimió cuando aún había esperanzas de que el disco apareciese. La fotografía que muestra la colección de Smiles y de material sobre el disco se ha obtenido del foro de The Beach Boys Spain.