Me siento muy feliz por el hecho de que me guste la música. También me gusta leer tebeos, o novelas (aunque creo que en la literatura es muchísimo más fácil caer en pedanterías y profundidades vacuas), y ver cine, pero nada me llena tanto como una buena canción de tres minutos. Dentro de lo que son los vaivenes de la vida, la música siempre está ahí, expectante para asaltarme y para darle ese punto vibrante sin el cual todo sería mucho peor.
Es más fácil explicarlo con un ejemplo. El otro día voy a una tienda de antigüedades de segunda mano y me encuentro con una sección de discos de vinilo. Se nota que no dominan demasiado y no saben lo que tienen. Los LP's están en unas condiciones horribles, de hecho me lamento porque aunque hay mucha morralla, también encuentro otros discos bastantes buenos pero tan maltrechos que es mejor no comprarlos. Sin embargo, descubro que hay una sección de singles mucho más potable. Con un poco de paciencia -y desesperación, hay varios de Los Brincos que están quemados o que directamente no tienen el vinilo dentro de la funda-, selecciono siete que valen mucho la pena y cuando los dejo en el mostrador, me pongo nervioso al escuchar que la dependienta sólo me pide dos euros por todos. Fantástico, decido volver por si me he dejado algo y me llevo un par más.
Uno de los que escojo es de unos tal Gen Rosso de los que no tengo ni idea, pero a ese precio ridículo no importa. La canción se llama "Questa Gente", parece de principios de los sesenta, y cuando pongo el single en el tocadiscos me gusta mucho, todo es perfecto, una música juguetona y un estribillo cantado con ese tipo de emoción sencilla que me alcanza directamente la fibra. La melodía me da vueltas en la cabeza durante días, en cualquier circunstancia. En mi aburrido trabajo, en mis paseos por el pueblo, en mis desvaríos alcóholicos.
Hace poco voy a la tienda Revolver, en Barcelona, y en la sección de CD's de segunda mano me llevo un disco de The New Pornographers, Electric Version, y un recopilatorio de Sloan, A Sides Win. Son dos discos de un potencial enorme, me engancho a las melodías de los Pornographers y me enamoro de la voz de Neko Case, envuelta en guitarras cristalinas, en coros sin concesiones, en teclados pegajosos, o sea, todo lo que me gusta. Y qué decir de Sloan. Se me inyecta directamente en las venas su canción "She Says What She Means", voy a una comida con una compañía muy agradable y no sólo me lo paso muy bien sino que estoy todo el rato pensando en la canción y recreándome en la fuerza de su melodía y de sus cambios de ritmo. Eso me ha pasado muchas otras veces, e incluso en ocasiones aburridas en las que pensar en ese tipo de canciones me llena de un optimismo ciego e inexplicable. Pienso en esa frase de Donovan: "Dios regaló el pop a los humanos para hacer la vida más bella". Indudablemente hay algo místico y verdadero en la música.
Pienso en novias que he tenido que sonreían sarcásticamente cuando les ponía el Forever Changes de Love y trataba de explicarles lo mucho que me emociona ese disco. Me acuerdo de gente que me dice que para ellos la música es un puro acompañamiento de otras cosas. Para mí, en cambio, es una pasión que condiciona mi vida. Preferiría ser ciego a ser sordo. En momentos de desesperanza o de incomprensión hacia el género humano, siempre sobresale una canción que insufla energía, que parece decir con humildad, pero también con convicción, que las cosas no son tan malas.
Es más fácil explicarlo con un ejemplo. El otro día voy a una tienda de antigüedades de segunda mano y me encuentro con una sección de discos de vinilo. Se nota que no dominan demasiado y no saben lo que tienen. Los LP's están en unas condiciones horribles, de hecho me lamento porque aunque hay mucha morralla, también encuentro otros discos bastantes buenos pero tan maltrechos que es mejor no comprarlos. Sin embargo, descubro que hay una sección de singles mucho más potable. Con un poco de paciencia -y desesperación, hay varios de Los Brincos que están quemados o que directamente no tienen el vinilo dentro de la funda-, selecciono siete que valen mucho la pena y cuando los dejo en el mostrador, me pongo nervioso al escuchar que la dependienta sólo me pide dos euros por todos. Fantástico, decido volver por si me he dejado algo y me llevo un par más.
Uno de los que escojo es de unos tal Gen Rosso de los que no tengo ni idea, pero a ese precio ridículo no importa. La canción se llama "Questa Gente", parece de principios de los sesenta, y cuando pongo el single en el tocadiscos me gusta mucho, todo es perfecto, una música juguetona y un estribillo cantado con ese tipo de emoción sencilla que me alcanza directamente la fibra. La melodía me da vueltas en la cabeza durante días, en cualquier circunstancia. En mi aburrido trabajo, en mis paseos por el pueblo, en mis desvaríos alcóholicos.
Hace poco voy a la tienda Revolver, en Barcelona, y en la sección de CD's de segunda mano me llevo un disco de The New Pornographers, Electric Version, y un recopilatorio de Sloan, A Sides Win. Son dos discos de un potencial enorme, me engancho a las melodías de los Pornographers y me enamoro de la voz de Neko Case, envuelta en guitarras cristalinas, en coros sin concesiones, en teclados pegajosos, o sea, todo lo que me gusta. Y qué decir de Sloan. Se me inyecta directamente en las venas su canción "She Says What She Means", voy a una comida con una compañía muy agradable y no sólo me lo paso muy bien sino que estoy todo el rato pensando en la canción y recreándome en la fuerza de su melodía y de sus cambios de ritmo. Eso me ha pasado muchas otras veces, e incluso en ocasiones aburridas en las que pensar en ese tipo de canciones me llena de un optimismo ciego e inexplicable. Pienso en esa frase de Donovan: "Dios regaló el pop a los humanos para hacer la vida más bella". Indudablemente hay algo místico y verdadero en la música.
Pienso en novias que he tenido que sonreían sarcásticamente cuando les ponía el Forever Changes de Love y trataba de explicarles lo mucho que me emociona ese disco. Me acuerdo de gente que me dice que para ellos la música es un puro acompañamiento de otras cosas. Para mí, en cambio, es una pasión que condiciona mi vida. Preferiría ser ciego a ser sordo. En momentos de desesperanza o de incomprensión hacia el género humano, siempre sobresale una canción que insufla energía, que parece decir con humildad, pero también con convicción, que las cosas no son tan malas.
9 comentarios:
Yo también. Yo también preferiría ser ciego a ser sordo. Esa contínua búsqueda de música que llene tu existencia, esas canciones que siempre te apetece escuchar, el hecho de que siempre al salir de casa estés escuchando música y, sobre todo, el hecho de estremecerte escuchándola son motivos suficientes como para preferir no ver a no poder escuchar.
Por otro lado, decirte que yo también me doy paseíllos por esa grandiosa calle que es Tallers. La verdad es que no sé lo que haría sin ella. Y bueno, el Forever Changes... siempre tendré presente la primera vez que lo escuché. Lo compré a ciegas, sin conocer al grupo y fue algo increíble. No daba crédito a lo que estaba escuchando. Hay tanta creatividad ahí... es una joya y debería estar en todas las casas, tanto las aficionadas a la música como las que no lo son.
Un saludo.
Eclipse, me acabas de dar una idea para un artículo en el que comentaré las tiendas de discos a las que voy. Está claro que todas tienen su propia esencia, para bien o para mal, jeje. De la calle Tallers hay mucho que explicar.
El Forever Changes es demasiado. Un tesoro de valor incalculable.
¿Conoceis a Samuel Rodríguez? Hacía un estupendísimo programa de Pop/Power Pop hace siglos en Onda Diez (creo que era ese el nombre de la emisora, que luego fue absorvida por Onda Cero anulando su programación, creo recordar). Bien, pues me comentaron que Samuel es ciego, o al menos tiene un gran déficit de visión, y el tipo ponía los discos él mismo en la radio!! Dios, debía de saberse los discos al dedillo (nunca mejor dicho) para poder hacer eso, y contagiaba verdadero entusiasmo por la música. En bcn no sé si se llegaría a escuchar el programa....ah, qué tiempos de grandes locutores, Samuel Rodríguez, Jorge Albi......qué pena, pensar en el páramo radiofónico actual.
Saludos,
Manuel Soleado
Está claro que esas novias no te convenian nada.El mejor termómetro para detectar la sensibilidad y el buen gusto de una persona (en el plano musical,y diría casi que en general) es poner el mejor disco de la historía que,sin ninguna duda,es el Forever Changes.Si se escuchan expresiones tipo: ¿Pero, esto que es?, ¡Que raro!, no está mal (por no decir, es una mierda o no me gusta nada)ya tenemos el diagnostico.
Por otro lado, es verdad que Samuel Rodriguez es ciego, precisamente trabajaba en Onda Diez/Onda Cero por el convenio de colaboración que en su dia tenían la ONCE y Onda Cero.Su programa "Del cero al infinito" fué de los poquísimos programas que se podían comparar a los de la edad de oro de la FM en los años setenta con locutores como Rafael Abitbol y sus "Dinamita" y "Champu Peine y Brillantina", Gonzalo Garrido con "Domino" y otros programas de la mítica Onda 2 y de Radio 3, cuando a Radio 3 se le podia llamar emisora de música, si alguno que lea este ladrillo está más cerca de los cincuenta que de los cuarenta(como yo), sabrá de lo que le hablo si le gusta el tipo de música del que por ejemplo se suele hablar por aquí.
Como curiosidad, a Samuel Rodriguez le he visto algunas veces en Escridiscos y en la Fnac, y tuve el gusto de charlar con el en los conciertos de Love en Madrid, le pregunté si había alguna posiblidad de volver a escuchar su programa y me dijo que practicamente ninguna.
Un saludo.
¡Samuel Rodríguez en "Del Cero al Infinito"!¡Claro que sí!
Precisamente estuve dándole vueltas el otro día sobre aquel locutor, del cual no conseguía recordar su nombre (ni el de su programa), que me hizo descubrir a los Flamin' Groovies y a Elliott Murphy.
Para siempre agradecido.
No conozco a Samuel Rodríguez, pero por vuestros comentarios está claro que dejó huella!
siempre "novia coñazo que echa jarro de agua fría". buahh...que pena, que existan tías ásí de verdad, que triste estar con alguien que se ríe de lo que más hondo te llega. yo no podría
a ver si conoces una chica que no te ponga esas caras hombre..me gustaría de verdad,te lo mereces
sAMUEL COLABORA UNA VEZ AL MES EN EL PROGRAMA iSLAS DE rOBINSON,SÁBADOS Y DOMINGOS AS LAS 8 DE LA TARDE.
Bueno esto es la repera. Soy de Oviedo (Axturiax). Hace mucho, casi una eternidad, fines de los 70 y década de los 80, el mejor lugar para APRENDER ESCUCHANDO en mi ciudad se llamaba "METRO". Era un sótano junto al actual Auditorio y el jefe de la banda era un fenómeno devorador, que mejoró la vida de generaciones de asturianos. Se llamaba, se llama aun afortunadamente, VALEN y era, también él, CIEGO. Y era el tipo más grande que se sentó tras unos platos en esta bendita ciudad. Un saludo a mi amigo, el bestial modfather Pablo Vaquero. Semper fidelis
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