Durante una temporada me compraba cada mes RockdeLux. Poco a poco mis gustos fueron cambiando, hasta darme cuenta de que apenas me interesaba nada de lo que se hablaba en la revista y de que simplemente la compraba por costumbre. Después de algunos años, ayer la volví a comprar y me di cuenta de que básicamente era lo mismo. Vaya por delante que me parece fantástico que exista una publicación como Rockdelux, centrada en la cultura y la música, pero lo que intentaré en estas líneas es explicar por qué no me gusta.
En primer lugar, su precio es exagerado. Cinco euros es demasiado, incluso con ese CD de regalo que muchas veces sólo sirve para hacer bulto y justificar el precio (por ejemplo, esos recopilatorios bizarros de discográficas de electrónica minimalista o cosas por el estilo). Aunque debo reconocer que este mes está bien, ya que es un recopilatorio de lo mejor del año pasado. Sin embargo, lo del precio es un mal menor en comparación con uno de sus mayores defectos: el indisimulado desprecio hacia todo aquello que venga de antes de los 80, material que no se trata ni por casualidad, ni siquiera en las revisiones, y menos aún si hablamos de grupos "normales" como The Byrds o los mismos Beatles, porque sólo hay una excepción a esta norma, y es el supuesto de cantautores poco conocidos o con un aura de marginales o bohemios. Este tipo de política de la "modernidad" o de lo "avanzado" me parece de una ignorancia supina y sin justificación, más que nada porque muchas veces también parece fruto del desconocimiento (recuerdo aquella breve nota referida a Love en la que se decía que era Arthur Lee el autor de la clásica "Alone Again Or").
Además, y esto también me molesta bastante, se olvidan de que la música popular está esencialmente relacionada con la sencillez y la inmediatez. Rehúyen cualquier asomo de canción no problemática, por bien hecha que esté, y eso les ha hecho, entre otras cosas, ignorar a grupos esenciales de los últimos años como Teenage Fanclub, lo cual dice mucho de su calidad como revista orientativa. Los grupos que se tratan prioritariamente son aquellos que se definen como "arties", que no sé muy bien lo que quiere decir. Al final, la única impresión que queda es que la línea editorial de la revista viene marcada por un prejuicio de base en lo que respecta a música "avanzada" y la que no lo es. O dicho de otra manera, parece que para ellos sólo lo culto, intelectual y pretencioso merece la pena ser escuchado y reseñado. No me da la impresión de ser una revista que nazca del amor por la música, sino más bien de la obsesión por la pose. John Cale está bien, Robert Wyatt también y hasta Devendra Banhart, que es muy moderno y profundo, pero Badfinger, el primer Costello o los españoles Winnerys rara vez merecerán alguna línea. No quieren talento, quieren actitud.
No parece que se esté leyendo una revista de música, sino más bien de tendencias. Creo que la identidad, los gustos definidos, son básicos en una publicación que se precie de especializada. Sin embargo, abro las hojas de críticas de discos y me encuentro con bastante hip hop, country, noise-rock, reggae, post-pop (¿qué es eso?), re(ggae)mix, pop de vanguardia (otra cosa que no sé qué es), jazz-soul, psicodelia electro-pop (¿no cabía nada más?), samplelogía (que parece una carrera más que un estilo), electrónica, americana-pop, pop brillante (por lo cual supongo que habrá "pop sucio"), broken soul (ahí ya me pierdo), comedia pop (¿?), art rock, canción orquestal, kuduro (le doy un premio a quien averigue qué es esto) y miles de etiquetas delirantes más, que parecen de broma y que dan una impresión bastante ridícula y muy poco seria de las críticas. Eso sí, rock hay más bien poquito. Me pregunto por qué esta revista se llama como se llama.
Lo mismo podría decirse de las críticas. La sensación de que no se pretende informar o dar pistas, sino simplemente epatar, es constante. Muchas veces me imagino al crítico de Rockdelux como un iluminado y afortunado posesor de una sensibilidad que traspasa fronteras, y que le hace apreciar con una emoción indescriptible el murmullo de los pedos de un cantautor que graba en el retrete de su casa discos con contenido existencial. El lenguaje es insufriblemente pedante, la pretenciosidad de la mayoría de las reseñas se hace en ocasiones vomitiva, y todo eso a manos de críticos que con suerte estarán habituados a escuchar discos grabados a partir de los 80.
Sin identidad, con una línea editorial que muchas veces juega al desconcierto, vanidosa, encantada de conocerse, me atrevo a afirmar que Rockdelux es la peor de las revistas musicales españolas que actualmente hay en el mercado. En sus páginas, la música es sólo un pretexto para vender pose, intelectualidad de cartón piedra y cultura de brocha gorda.
En primer lugar, su precio es exagerado. Cinco euros es demasiado, incluso con ese CD de regalo que muchas veces sólo sirve para hacer bulto y justificar el precio (por ejemplo, esos recopilatorios bizarros de discográficas de electrónica minimalista o cosas por el estilo). Aunque debo reconocer que este mes está bien, ya que es un recopilatorio de lo mejor del año pasado. Sin embargo, lo del precio es un mal menor en comparación con uno de sus mayores defectos: el indisimulado desprecio hacia todo aquello que venga de antes de los 80, material que no se trata ni por casualidad, ni siquiera en las revisiones, y menos aún si hablamos de grupos "normales" como The Byrds o los mismos Beatles, porque sólo hay una excepción a esta norma, y es el supuesto de cantautores poco conocidos o con un aura de marginales o bohemios. Este tipo de política de la "modernidad" o de lo "avanzado" me parece de una ignorancia supina y sin justificación, más que nada porque muchas veces también parece fruto del desconocimiento (recuerdo aquella breve nota referida a Love en la que se decía que era Arthur Lee el autor de la clásica "Alone Again Or").
Además, y esto también me molesta bastante, se olvidan de que la música popular está esencialmente relacionada con la sencillez y la inmediatez. Rehúyen cualquier asomo de canción no problemática, por bien hecha que esté, y eso les ha hecho, entre otras cosas, ignorar a grupos esenciales de los últimos años como Teenage Fanclub, lo cual dice mucho de su calidad como revista orientativa. Los grupos que se tratan prioritariamente son aquellos que se definen como "arties", que no sé muy bien lo que quiere decir. Al final, la única impresión que queda es que la línea editorial de la revista viene marcada por un prejuicio de base en lo que respecta a música "avanzada" y la que no lo es. O dicho de otra manera, parece que para ellos sólo lo culto, intelectual y pretencioso merece la pena ser escuchado y reseñado. No me da la impresión de ser una revista que nazca del amor por la música, sino más bien de la obsesión por la pose. John Cale está bien, Robert Wyatt también y hasta Devendra Banhart, que es muy moderno y profundo, pero Badfinger, el primer Costello o los españoles Winnerys rara vez merecerán alguna línea. No quieren talento, quieren actitud.
No parece que se esté leyendo una revista de música, sino más bien de tendencias. Creo que la identidad, los gustos definidos, son básicos en una publicación que se precie de especializada. Sin embargo, abro las hojas de críticas de discos y me encuentro con bastante hip hop, country, noise-rock, reggae, post-pop (¿qué es eso?), re(ggae)mix, pop de vanguardia (otra cosa que no sé qué es), jazz-soul, psicodelia electro-pop (¿no cabía nada más?), samplelogía (que parece una carrera más que un estilo), electrónica, americana-pop, pop brillante (por lo cual supongo que habrá "pop sucio"), broken soul (ahí ya me pierdo), comedia pop (¿?), art rock, canción orquestal, kuduro (le doy un premio a quien averigue qué es esto) y miles de etiquetas delirantes más, que parecen de broma y que dan una impresión bastante ridícula y muy poco seria de las críticas. Eso sí, rock hay más bien poquito. Me pregunto por qué esta revista se llama como se llama.
Lo mismo podría decirse de las críticas. La sensación de que no se pretende informar o dar pistas, sino simplemente epatar, es constante. Muchas veces me imagino al crítico de Rockdelux como un iluminado y afortunado posesor de una sensibilidad que traspasa fronteras, y que le hace apreciar con una emoción indescriptible el murmullo de los pedos de un cantautor que graba en el retrete de su casa discos con contenido existencial. El lenguaje es insufriblemente pedante, la pretenciosidad de la mayoría de las reseñas se hace en ocasiones vomitiva, y todo eso a manos de críticos que con suerte estarán habituados a escuchar discos grabados a partir de los 80.
Sin identidad, con una línea editorial que muchas veces juega al desconcierto, vanidosa, encantada de conocerse, me atrevo a afirmar que Rockdelux es la peor de las revistas musicales españolas que actualmente hay en el mercado. En sus páginas, la música es sólo un pretexto para vender pose, intelectualidad de cartón piedra y cultura de brocha gorda.
23 comentarios:
Totalmente de acuerdo con todo lo que mencionas. Reconozco que he comprado pocas veces esta revista, unas tres veces creo recordar, y la verdad es que no me han entrado ganas de comprarla de nuevo. Decir que Arthur Lee es el autor de "Alone Again Or"... sin comentarios.
Por otro lado me gustaria decir que este mes hay compra obligada: Popular 1 nº400. Hacen un repaso a grandes artistas y grupos de todas las épocas. La verdad es que vale la pena. 4.50 euros y a deborar páginas.
Un saludo!
Reconozco que desde que nació, nunca fui de su cuerda.
Cuando cerró Vibraciones, Rock Espezial fue la primera publicación de las digamos "serias" que empezó a tratar muchas cosas de las que ocurrían por aquí en los primeros 80. Pero su linea fue derivando, no era clara, y se notaba las dos pulsiones que luchaban dentro.
Así nació por un lado Ruta 66, y posteriormente Rockdeluxe (o al menos así lo recuerdo, aunque la memoria...).
Compré le número 0 del Ruta, y ahsta el 150 no faltó un mes en casa.
Sí, también eran pretenciosos (quien no lo es en el mundo del periodismo musical), pero su planeta sí era el rock, y era de agradecer el amor que sentían por los clásicos. FUe mi biblia y mi consulta durante mucho tiempo.
Hoy en día compro alguna revista de vez en cuando. Y reconozco que sigue siendo el Ruta.
PD: poco o nada he hablado del topic de tu post, pero es que RDL me hierve la sangre. IGualito que le tipo ese de la foto.
Yo era muy fan de esta revista, pero me pasó un poco lo mismo que a ti, poco a poco me fuí desencantando al ver que pasaban por alto artistas que merecían un espacio en sus páginas.
De los discos me aburrí mucho antes, creo que ya tengo suficiente folk y country para el resto de mis días. Sólo salvaría dos discos escenciales: Una recopilación de Ninja Tune de 1999 y las mejores canciones nacionales del 2002, allí conocí a Antònia Font y eso se agradece, jeje.
Coincidiendo plenamente con la linea del post....¿qué coño motivará que desde hace año y pico haya vuelto a comprar el RDL? Porque luego he de reconocer que rara vez leo algo más que alguna crítica de un disco que, por aquello de Inet y la compra compulsiva, ya tengo en casa desde meses antes de que aparezca en la revista.
En fín, la verdad es que el panorama periódiscico nacional es bien patético, se salva, como siempre, el Ruta 66 que gracias a ir a su puta bola siempre son capaces de descubrir algo.
En fín, a ver si en Marzo dejo de comprar el RDL....
Saludos,
Manuel Soleado
artie?...pedorros simplemente a mi parecer. Siempre tiene que haber alguien que se las de demas moderno que los demas y los del rodelú se llevan la palma
artie?...pedorros simplemente a mi parecer. Siempre tiene que haber alguien que se las de demas moderno que los demas y los del rodelú se llevan la palma
Yo siempre he leído el Ruta 66. Es cierto que siempre ha tenido una aversión al pop, al indie, a lo moderno en general (todavía recuerdo cómo recibían los discos de magnetic Fields :-) Pero todo lo que se de historia del rock (sí, esa que mencionas en este post) y del pop lo he aprendido en sus páginas. Que siempre han estado mejor escritas, con más pasión y sentido partisano que las del RDL.
Eclipse: yo hace años la compraba bastante, hasta que vi que había dejado de interesarme, y aun así de vez en cuando sentía la extraña pulsión de hacerme con ella. Cada vez me pasa menos, me dan menos motivos para hacerlo. Muchas gracias por la recomendación del Popular 1, lo último que compré fue un especial años ochenta que estaba muy gracioso.
Red River: no tenía ni idea de esa evolución, así que te agradezco que hayas explicado lo que pasó. Como tú dices, aunque Ruta a veces sean pedantes, yo ahí sí que veo pasión y amor por la música, y no exhibicionismo y pedantería.
Fatá: me ha hecho mucha gracia lo que comentas de los cd's, precisamente antes de escribir este post le eché un vistazo a los que conservo y efectivamente, yo también tengo folk y country para los restos. Y coincido totalmente contigo en que lo que vale más la pena son esos cd's recopilatorios con lo mejor del año. A mí el que más me gustó fue uno de 1999 de rock nacional, había cosas muy interesantes, como Aina, una genial versión de la Chatunga de Dr. Explosión, una canción bizarrísima que se llamaba "Ese pedazo de onda", "Magic" de Chucho, realmente disfruté ese CD aunque me saltaba las canciones rap y electrónicas (que también abundaban).
360 grados: creo que gran parte del atractivo de Rock de Lux es su formato amable, en colores y llena de fotos, como un tebeo, pero si te gusta un determinado tipo de música luego siempre te deja esa impresión, como cuentas, de que apenas has leído un par de críticas y con suerte una revisión. Lo que me gusta de Ruta 66 es lo que cuentas, van a su bola sin complejos, es imposible encontrar en otras revistas esos artículos de 8 páginas sobre un solo grupo del que nadie habla desde hace años. Se respira la pasión que sienten.
gritos en el cine mudo: lo que me fastidia de ese adjetivo, "artie", es que parece como si fuera superior a cualquier cosa, como si estuviera a otro nivel más sofisticado e interesante, esa pretenciosidad me echa para atrás ya de entrada.
Karpov: yo también he aprendido mucho de Ruta 66, de hecho en Rock de Lux es imposible tener una cierta idea de lo que pasó antes de los 90, y entre tanto estilo disparatado es muy difícil encontrar una línea clara. La mayoría de esos discos de los que habla serán olvidados enseguida, y además, esa manera de presentarlos, como si fuera una clase de la universidad, se me hace muy extraña, parecen profesores hablando de una materia rancia, su estilo mata cualquier asomo de espontaneidad o pasión.
Por cierto, sobre lo que para mí significó la aparición del Ruta hace años, escribí un post a raiz de su número 200 en el año 2003.
Tiempos de Rock'n'Roll
Que por cierto, publicaron en el número siguiente.
Todos lo reconocemos, van a su bola, pero son los que más han hecho por dar a conocer la historis de esta música grasienta.
P.D.: perdona por el enlece externo. Si te molesta, no dudes en quitarlo.
Las difrencias entre el RDL y el Ruta no son solo a nivel editorial, sino también a nivel personal, y también favorables al Ruta. Yo he escrito en las dos y siempre me sentí mucho mejor tratado por Jaime Gonzalo que por Santi Carrillo. Y no me refiero solo a nivel humano, sino también a la forma de tratar los artículos y las cosas sobre las que escribía.
Yo empecé con Rock Espezial, que funcionó bien durante una época, hasta que desapareció y surgió Ruta 66. Los primeros números de Ruta aún me parecen fantásticos, escritos con pasión y con un toque de ligero eclecticismo que rápido perdieron, pero aún así daba gusto leer sus artículos sobre gente de los 60 y 70.
Con Rock de Luxe nunca llegé a conectar, y eso que era el único sitio donde hablaban bien de algunos grupos británicos de la época que me gustaban. Su maquetación no me convencía y su linea editorial no la soportaba, con ese aire artie del que habláis.
Hace tiempo que dejé de comprarlas, y no las hecho de menos. Internet, sus foros, sus webs y sus blogs me proporcionan muchas más alegrias que sus endiosadas páginas.
Hace poco leí en Supernova POp una entrevista con Santi Carrillo en la que venia a decir que la diferencia entre ellos y la web era la profesionalidad con la ellos escriben frente al entusiasmo de fan del que tachaba a las críticas y comentarios de blogs y webs.
Yo, a día de hoy prefiero la frescura e independencia de lo que cuenta la gente en la web, a sus sesudas y profesionales críticas.
Saludos !
Yo reconozco que cada mes me compro la RDL y alguno (no tan asiduamente) me pillo el Ruta 66.
Aunque si es verdad lo que cuentas sobre las críticas a mi me ha servido para conocer muchos grupos. Antes de que Internet surgieran los blogs + el enlace al disco.
Aunque hay que para la RDL hay que saber leerla. A mi ya no me afectan esas críticas destructivas a los segundos discos de grupos que en su debut habían dejado por las nueves. Resultaba extraño que casi todos los segundos discos fueran tan malos.
Vivan los blogs con identidad! jeje
Un Saludo.
Yo la compraba hasta que me di cuenta que en la mondo sonoro reseñan y hablan exactamente de lo mismo y con el mismo criterio y sabiduria (uséase muy poco).Por lo tanto en vez de enfadarme por leer las constantes subnormaladas(sin contar a Kiko Amat)y haber pagado 5.10,voy y me pillo la mondosonoro y me rio un rato de las tonterías que alli figuran sin pagar un duro.Y además luego me sirve pa recojer las cacas de mi perro.
A.B Normal - palma de mallorca
Pues nada que me gusta mucho tu blog, pero esta vez tengo que manifestar mi completo desacuerdo; desde mi punto de vista el precio es accesible y para nada costoso – si vieras que la RDL es de las publicaciones aca en México. Por otro lado esta bien que te guste el pop en su expresión pura pero la observación que hace la revista de otros géneros es bastante eficaz; y sobre todo con amor a la música, a mi me emociona mas leer una publicación donde se habla al igual de Kilo Veneno y las Vainica que de Fenezz y Cale. Creo que no deberías basar tu critica en tus gustos. Pero en fin. Saludos y pues de nueve muy buen blog.
A ver, que sientas odio a la rockdelux tanto que hasta le dediques esta "editorial" y solamente por que compartes dos prejuicios con la mayoría de la gente: el poco interés por la música que no sea "mainstream" y el desprecio por la musica de los ochenta ( te quejas, básicamente, de que en la revista no venga nada de los 70 para atrás, lo cual tampoco es cierto y si no, ve los especiales a los beatles o a bob marley)....
Es curioso como en México la RDL ha significado una verdadera fuente de conocimiento sobre bandas, géneros y escenas y como también, en nuestro país estamos llenos de esas revistas sobre los clásicos 70, revistas patéticas e inmovilistas que hasta la fecha siguen poniendo en portada a Jim Morrison o Jimi Hendrix o Janis Joplin y que por supuesto nuuuuuunca le dedicarían una titular a otros clásicos como Gang of Four o Television... cuestión de contextos supongo...
Sobre las tendencias, nadie más crítico sobre esto que la RDL y si no, vean los comentarios que hacen acerca de revistas como Vice y H... esas si que son de tendencias y hablan mas de moda que de música, cosa que esta muy lejos de pasar en la RDL (ni una sola sección sobre moda)... Comparto lo de Stalker: fundamentas tu crítica en tus gustos y si quieres una revista donde te hablen mil veces de los Beatles o cincuenta mil de Led Zeppelin y ¡¡¡¡¡durante 20 años!!!!! hay te va nuestra muy mexicana "La Mosca", es más, hagamos un intercambio: la RDL para México y La Mosca para España...
Horacio:
No me parecería mal cambio, prefiero mil veces una revista que hable continuamente de los Beatles que una revista (en este caso, RDL) que no sé muy bien de lo que habla o qué gustos tiene.
Lo que critico principalmente es que la leo y no veo ahí pasión por la música, sino un acercamiento más basado en las pretensiones intelectuales, en el "esto ahora no mola, pero esto sí". Me echan muy para atrás sus ínfulas de sentar cátedra, su probado y, repito, amplio, contumaz desconocimiento de la música anterior a los 80, su atrevida ignorancia al acercarse a temas que dominan poco o nada y, especialmente, que dediquen tanto espacio a grupos, en mi opinión, de tercera o cuarta fila, o de quinta (sin ir más lejos, y sin voluntad de ofender, a mí Gang of Four no me dicen absolutamente nada, me parecen directamente aburridos, así que imagina lo que me parecerán Franz Ferdinand). No se quedan con lo mejor, sino con lo más pedante de cada momento determinado, y me fastidia mucho, pero mucho de verdad, que cuando quieren sentirse "auténticos", o "cultos", siempre recurren a Lou Reed, Iggy Pop y para de contar. Obviamente, no le quito el mérito de ser una publicación cultural que lleva años de existencia, pero de ahí a que me parezca una revista sincera, honesta, de auténticos amantes de la música, va un trecho. Te propongo una prueba: toma sus especiales de fin de año, fíjate en los números 1 de hace años (para darle perspectiva al asunto) y di cuáles de todos esos discos te parecen verdaderamente buenos o significativos fuera de su contexto.
Plas Plas Plas Plas
No puedo estar mas de acuerdo con MR. Glasshead en sus criticas a Rockdelux. Es una revista absolutamente insufrible, talibanes (como a su modo también lo son en Ruta 66 y Popular 1) de la modernez y la superficialidad
y además, ahora han eliminado la sección de maquetas, con lo cual ya rompen definitivamente con el pueblo y con las propuestas de grupos locales emergentes. Para leer sobre lo ultimo del extranjero mejor me compro cualquier revista inglesa o americana que son mejores. Rockdelux es snob, pretenciosa y falsamente moderna. ¿de que modernidad hablamos?
Además en RDL se vuelcan más hacia los grupos catalanes, preferenciandolos respecto al resto y más si son de Madrid. Es cierto que en Cataluña está más desarrollada la cultura pop, parece que se lo montan mejor, hay más oportunidades y es más probable que salgan más grupos buenos. Pero esa probabilidad RDL la fuerza más y casi la multiplica. Más que nada porque luego escuchas alguno de los ejemplos catalanes que proponen y no me parecen tan buenos o al menos no tan buenos como grupos de otras comunidades de los que no se hacen eco. Y que conste que siempre defenderé que un determinado entorno cultural-histórico-geográfico apoye a muerte sus propios orígenes, pero que lo hagan desde otra revista de ámbito exclusivamente dedicado a la música catalana.
Al márgen de esto hay que hablar también del estilo de crítica, claramente más pedante en RDL y más pasional en Ruta 66. He estado suscrito dos temporadas alternas en RDL, ninguna en R66 pero desde hace poco he recuperado varios números históricos de ésta última. Decir que su lectura (la de R66) supone como un soplo de aire fresco en cuanto a lectura de críticas se refiere. Como decís se agradece el toque pasional, casi sectáreo de sus críticos además de la generosa extensión de sus artículos. También es cierto que no sólo se reducen al rock, también tocan otros géneros. Pero es que lo de RDL a veces se hace insufrible (al márgen de que ya es bastante insufrible el hecho de que 'hablar de música es como bailar sobre arquitectura' que dijera Zappa, algo común a casi toda crítica cultural). He aquí dos ejemplos escogidos al azar y a botepronto de una misma página (la 89) del último número (263) del RDL:
Disco de Eivind Aarset: ""Quicksilver Dream" (...) flota sobre un substrato ambiental remarcado por un dulce clarinete bajo."
Disco de Ryoji Ikeda:
"(...) la nueva entrega (...) contiene (...) una austera incursión en la paleta de agudos del minimalismo cuyo pulso digital (cual código morse) evoluciona muy pacientemente, jugando con el espacio, la paciencia y los tímpanos."
Vamos, que al final no sabes muy bien qué ha querido decir. Si has escuchado alguno de los títulos que menciona como referencias puedes hacerte una idea pero si no... Pienso que en general a la crítica le hace falta saber más de teoría musical. Vamos es que pienso que debería ser una rama de una hipotética carrera sobre Música Moderna. Sólo sabes lo buena que es God Only Knows o Here Comes The Sun cuando sacas sus acordes y/o riffs y ves lo originales que son. Sin embargo la crítica sabe que el Pet Sounds es bueno por pura estadística, o sea: porque 8 de cada 10 críticos piensan que es el mejor disco de la historia, pues vaya plan! Aciertan pero a mí no me satisface esa respuesta, quisiera leer una crítica sobre las anacrusas, claves, ritmos, pausas, modulaciones, tonos, semitonos, etc. del disco. Vamos, un análisis hecho por un experto.
Creo que un crítico es fundamental que tenga recursos retóricos, lierarios incluso, pero debe saber sobre la materia que trata, en mi opinión debe haberla practicado en algún momento (ya sea de cine, de música, de arte, etc.) Por eso las mejores recomendaciones son las que hacen los propios músicos, yo al menos me fío más. De las entrevistas a otros músicos he sacado yo muchos mejores descubrimientos que de críticas directas de discos.
Pero es de justicia conceder un tanto a RDL en cuanto que, a mi juicio, cuenta con la intención de diversificación más completa del panorama nacional. Hay otras pero probablemente han seguido el modelo de ella. Para mí es muy refrescante poder leer críticas, artículos, entrevistas sobre otras artes como el cómic, libros, cine, etc. mezclados con los de música. Esta característica no está tan arraigada en R66 y otras y es la que hace que RDL esté considerada como prácticamente la mejor de tirada nacional, también por el tema de la maquetación (aunque R66 en los últimos tiempos ha mejorado mucho mucho).
Pues Antonio, yo me siento ya completamente desvinculado de todo lo que ofrece Rockdelux. No hace mucho volví a ojearla y era como si sus páginas estuvieran escritas en chino para mí, al menos en lo que respecta a la música: estilos, grupos y tendencias que no me interesan lo más mínimo.
Otra cosa son las críticas, cuyo estilo creo que va también íntimamente ligado al tipo de música del que hablan. Su pedantería me resulta del todo insufrible y lo que es peor, carente de vida y sólo enfocada a intentar epatar. Se prodigan los constantes tics intelectualoides, por parte de críticos que quieren que se vea que aprobaron el COU (si quieres más ejemplos aún, date una vuelta por musicaenlamochila.com, blog elaborado por algunos críticos de RDL).
Y esto me gustaría relacionarlo con lo que debería tener un crítico musical. Yo no considero imprescindible haber participado en la creación de música, ahora bien, lo que sí me parece vital, lo mínimo exigible en un crítico es esa pasión y ese amor por la materia sobre la que escribe, lo cual no tiene por qué restar ni mucho menos profesionalidad al asunto (una de esas ideas que Santi Carrillo defendió una vez al hablar sobre los blogs, probablemente después de una sobredosis de whisky de garrafón).
Yo tambien la deje de comprar...me parecio k no encajaba en ese rollo artie cultureta...pork al final, donde estaba el Rock?!?
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