martes, febrero 12, 2008

Los Beach Boys crepusculares (III). "Friends"

Friends fue grabado en 1968, pocos meses después de Wild Honey, y enseguida suscitó opiniones encontradas. Seguía siendo un disco fuera de su momento, con una duración demasiado corta y una vocación excesivamente artesanal para todos los fuegos artificiales que se prodigaban por entonces, especialmente en Estados Unidos. Años después, su valía continúa siendo objeto de debate. La opinión de Juan Vitoria, por ejemplo, es demoledora en este sentido: "el trabajo que menos ha vendido de cuantos hayan publicado, un disco aburrido, casi soporífico". Lo curioso es que quienes lo aprecian se suelen situar en el extremo contrario, y es aquí donde me posicionaré yo también. Porque en sus apenas veintiséis minutos de duración, Friends me parece el mejor disco de su etapa crepuscular, una de las obras más personales y fascinantes de la música, un lugar melancólico, reflexivo y hermoso que arropa como una manta en un día frío. Nunca he escuchado un disco más modesto y con tanto poder de calado, sobre todo si tenemos en cuenta que estamos hablando de los antiguos reyes del surf y del príncipe inmortal del pop.

Un Brian Wilson en un momento optimista y luminoso, poco antes de derrumbarse de nuevo y para largos años en sus tinieblas mentales. Unos Beach Boys que tocan, producen y cantan con mimo y confiados en lo que hacen. Y doce breves y delicadas canciones que hablan directamente al corazón y sin trampas. Éste es el sencillo arsenal de un disco emocionante y capaz de erizar el vello en los momentos más íntimos. "Meant For You" es el preludio que sienta las bases de Friends: una cancioncilla de cuarenta segundos reducida a su mínima expresión, una suave caricia con piano que acaba envuelta en un delicado coro y que empieza a preparar el tono del disco. Porque la siguiente, "Friends" es sencillamente magistral, un canto a la amistad que no puede ser más tierno e ingenuo, entre instrumentaciones de juguete, una armónica de domingo por la tarde y un sentimiento general conmovedor. Pero atención, "Wake The World" ya es capaz de hacernos llorar, porque la melodía empieza melancólica, dubitativa, y de repente explota todo un festival de orquesta de parque que es el reflejo más perfecto de aquello que hemos perdido y que recuperamos fugazmente en sueños.

Aunque ahí llega "Be Here In The Morning", Brian Wilson ha encontrado la clave para golpear con sus dulces melodías de la manera más pura, con la inocencia de un niño, porque así es como nos sentimos al escuchar estos temas: de vuelta a unos tiempos pasados en los cuales todo lo que nos rodeaba aún no nos había deformado. La sorpresa infantil aparece aquí con una ingeniosa estructura en forma de falsete de Brian, estupendamente acompañada por el resto del grupo. Por otro lado, "When a Man Needs a Woman" es más extrovertida, su comienzo remite nuevamente a los clásicos pop de principios de los sesenta si no fuera por su acompañamiento austero, aunque nuevamente Brian inyecta su capacidad para el estribillo arrebatador y maravillosamente desamparado. Y, bueno, "Passing By" es el mejor instrumental que podía llegar una vez alcanzado este momento: el murmullo de Brian suena extrañamente nostálgico, cálido, y dice muchas cosas sin decir nada, porque se hace inevitable pensar en el paso del tiempo y en lo que la vida supone para bien y para mal.

"Anna Lee, The Healer" tiene una leve voluntad tropical, pero tan suave que en realidad es pop concentrado para expresar sentimientos directos, por lo que se transforma en una pieza ideal para dar variedad al mosaico sin perder la coherencia. Y me encanta "Little Bird" porque realmente suena triste, pero esos explosivos coros y sus na-na-nas hacen que todo sea hermoso, natural y al mismo tiempo, sofisticado. Mucho más minimalista es "Be Still", que apenas cuenta con la cálida voz de Dennis Wilson y un teclado, los cuales se pliegan en una redonda y sentida melodía. Además, después el disco alcanza su clima con "Busy Doin' Nothin'", otro cañonazo silenciado que parece un clásico de toda la vida de la bossa-nova, y que es el acercamiento más preclaro y contundente de Brian a este estilo. El tema inspira relajación, es ideal para recrearse sin complejos en la pasión casera de la pereza, porque suscita esa sensación de cotidianeidad, de bienestar. En esos momentos no viene mal un nuevo instrumental, "Diamond Head", que nos lleva directos a una playa hawaiana idealizada, pura evasión para escapar del tono gris de la vida adulta. Y el punto final lo pone "Transcendental Meditation", que a mí me gusta porque dentro del tono del disco resulta explosiva y juguetona.

Friends podría entenderse como la despedida de Brian Wilson, un último momento de lucidez con su punto de amargura, para luego participar en el resto de los discos sólo ocasionalmente. Y aunque el grupo aguantará el tipo de manera soberbia durante varios discos más, éste destila toda una serie de emociones y genio musical tan inclasificables y auténticos que queda como un género en sí mismo, un cuadro costumbrista y honesto con la maquinaria todavía engrasada de uno de los mayores genios del pop, y un convincente motivo para reivindicar hasta el infinito la época post Pet Sounds de los Beach Boys.

Mañana hablaremos de 20/20, el disco que sorprendió a Brian Wilson perdido en su paranoia, pero que los restantes miembros del grupo supieron tirar adelante con grandísimas canciones.

The Beach Boys. Friends (1968)

Textos recomendados:
"Friends. Beach Boys". Por Gilles DeRais en Aeropago. Una descripción poética y en profundidad del disco que nos ocupa.
"Beach Boys post-Good Vibrations: los años oscuros". Por Carlos Rego. Una entusiasta exposición de los discos que siguieron a Pet Sounds.

6 comentarios:

Enric Caujapé dijo...

"Wake The World" me parece sensacional, denota asimismo un sonido Beatles a nivel coral e instrumental ( ese trombón o tuba disimulado es todo un referente, para mi, claro )."When a Man Needs a Woman" és la muestra de que en una melodia y pieza senzilla se puede encontrar una pequeña joya...Joder Glasshead !! grandes lecciones las suyas. No me cansarè de repetir el perfeccionamiento coral de las 4 voces ( una constante, presente en casi todos los temas ) que en su día semi-inaguró el cuarteto de Liverpool, que en Beach Boys asume grandisimas cotas de perfección. Grandes !!

Anónimo dijo...

Como dije ayer: Friends es uno de esos discos con muchos fans que a mí no me entra. De hecho, el single me resulta absolutamente insoportable, no le veo el encanto de dices por aquí.

A Busy Doin´Nothing, sin embargo, sí. Además, ese título podría definir gran parte de mi vida. Punto a favor para ellos. Prometo seguir intentándolo (de hecho, nunca dejaré de ponerme los discos de los Beach Boys varias veces al mes).

Vale, ahora toca 20/20... ¿Te vas a atrever a hacer también los discos de los 80? ¡Glups!

Anónimo dijo...

Ah, se me olvidaba algo:

Sí, en Friends vuelven a cantar como los jodidos ángeles.

Enric Caujapé dijo...

....además crean adicción...!!

Mr. Glasshead dijo...

Orbison, Wake The World me parece fantástica, de hecho es en la que más me estoy fijando desde que reescuché Friends para el artículo, y efectivamente, el sonido de ese trombón (o lo que sea) queda perfecto en esa canción, cosas así son las que aportan magia al pop. He de recomendarte una canción muy en ese estilo, si es que no lo conoces aún, que se llama "The Little Girl I Once Knew" (me parece que sólo salió como single), que pertenece más o menos a su primera etapa pre-Post Sounds (una etapa increíble y también desconocida más allá de sus hits).

Probertoj: con los de los 80 ya no me atrevo jajaja (ni siquiera con los que van más allá de Surf's Up). Aun así tengo que reconocer que "Keepin' The Summer Alive" me gusta... Bueno, y Love You también un poco...

Taconessintapas dijo...

Grandísimo album que para mí ya abre una puerta a la psicodelia. Little Bird... Sin palabras. Na-Na-Na...