Después del artículo en el que nuestro colaborador Manolo Martos desentrañó algunos de los sonidos más elegantes de la música británica de los ochenta, no está mal que nos fijemos en un disco imprescindible de aquel periodo, el debut de Aztec Camera en 1983. Roddy Frame, el joven lider y compositor del grupo, utilizó el poder de seducción del pop para cocinar unos himnos intachables. Al mismo tiempo, revistió sus composiciones con unas sonoridades discretamente exuberantes, no demasiado llamativas pero sí lo justo para aportar unos matices misteriosos y sobre todo, repletos de frescura. High Land, Hard Rain terminó por ser el paradigma de disco británico redondo y sofisticado con sabores de músicas lejanas, siempre en el transfondo de un pop académico sin complejos.
Por eso "Oblivius" suena diferente, las guitarras acústicas desprenden calor caribeño, al igual que la línea de bajo (excelente a lo largo del disco). Todo esto genera una alta sensación de vivacidad, especialmente si le sumamos una melodía radiante, plagada de coros. El sonido Aztec Camera queda ya firmemente establecido, y por eso "The Boy Wonders" se hace tan atractiva, con su comienzo de guitarras de folk celta que rápidamente deriva hacia más pop en vena, con especial mención a un cambio de ritmo donde se cuelan otra vez recuerdos a culturas enigmáticas, antes de llegar al imparable estribillo. Y entonces aparece "Walk Out To Winter", en la que destaca absolutamente todo: la voz desencantada de Frame, unas guitarras fresquísimas, de reminiscencias tropicales, y un bajo omnipresente y sublime al que resulta inevitable prestar atención. Tres hits seguidos pueden causar sobredosis, y por eso "The Bugle Sounds Again" quiere ser más reflexiva, se mece con un suave sosiego al que, no obstante, se añade un elaborado estribillo de maneras románticas. El mismo esquema se repite en "We Could Send Letters", aunque con intenciones más etéreas y un tono de tintes trascendentales.
Pero tranquilos, las canciones de pop vibrante regresan con "Pillar To Post", el estribillo es directo, carismático, festivo, la diversión que necesitábamos tras el anterior descenso de tensión, entre teclados felices y un bajo más saltarín que nunca. Y "Release" es totalmente encantadora, con sus aires de bossa-nova y un fantástico y adictivo bajo que se apropia con maestría de los sonidos brasileños, sonidos que se amoldan como un guante a las canciones de Roddy Frame. Porque de ahí viajamos a las arenas del desierto más profundo, para encontrar el cofre del tesoro que es "Lost Outside The Tunnel", cuyo exotismo, misterio y aires legendarios se abren perfectamente en un estribillo que destila emoción y sentimiento de pérdida y que recordaremos desde la primera escucha. Sin embargo, "Back On Board" opta por terrenos más convencionales, es quizá la canción más estándar del disco, posiblemente también la más triste, y está fuertemente influida por las baladas de Elvis Costello, hasta el punto de que parece que la cante él. El disco termina con una sencilla canción acústica, "Down The Dip"; su planteamiento, totalmente desnuda salvo por la voz de Frame y una guitarra acústica, deja para acabar un ligero poso de melancolía, casi de resignación.
La versión digital incluye tres canciones más: "Haywire", que repite formato acústico, aunque su estribillo deja pistas de lo que podría haberse logrado con más arreglos e imaginación: hay canciones que no están hechas para la sencillez. Más estimulante resulta "Orchid Girl", al nivel del resto del disco, otra vez con el bajo insuflando vida a su particular estilo caribeño y una melodía que se dirige con firmeza hacia un estribillo que en este caso es como un latigazo. Y "Queen's Tattoos" es un estimulante rag-time, una de esas canciones felices que parecen concebidas para una celebración entre baile, cerveza y pianos de salón.
High Land, Hard Rain se convirtió en uno de los álbumes más emblemáticos del momento, una colección de canciones que, sin menospreciar la necesidad de melodías y de estribillos, optaba también por sonidos cálidos que se integraban con naturalidad a las canciones. Escuchar el debut de Aztec Camera deja un poso radiante, de una luminosidad que proviene tanto del pop confiado como del suave exotismo de sus canciones, cualidades que lamentablemente se irían perdiendo en los discos siguientes a favor de una mayor artificiosidad.
Aztec Camera. High Land, Hard Rain (1983)
Atentos esta semana a En busca del vinilo perdido, que viene otra vez cargada de artículos: el miércoles terminamos los días británicos con la revisión del primer disco de The Pale Fountains, Pacific Street, el reverso de la luminosidad de Aztec Camera, un conjunto de canciones de pop inglés intimista y otoñal. Y el domingo podréis leer una reseña del maravilloso último álbum de Airbag, Alto Disco.
2 comentarios:
I bought this album on the strength of seeing Roddy solo opening for Elvis Costello!
Disco maravilloso. Sin duda el mejor de un grupo que ha caido en el olvido."Walk Out To Winter" y "Pillar To Post" entre otras son joyas intemporales.
Espero el artículo sobre el grupo de Michael Head.
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