Algunos discos obligan a desnudarse ante ellos. No es posible escucharlos desde la distancia salvadora de quien anhela la melodía y el estribillo que cierren el círculo perfecto. Esto es lo que ocurre con el último disco de John Southworth, The Pillowmaker (2006), grabado junto a la banda de circunstancias The South Seas. Southworth había publicado hasta entonces otros cuatro discos de pop extremadamente personal, con aromas muy diversos que iban desde las canciones de cuna o el fasto de los viejos crooners de los cincuenta, al soul o a Burt Bacharach, procurando siempre especial mimo y atención a la melodía. Pero con su último disco, se decidió a perder colorido y encrudecer sus referentes para ganar en emoción y en intensidad. Escuchándolo, me asalta la misma impresión que tuve cuando descubrí el primer disco de Leonard Cohen, Songs of Leonard Cohen, y me parecía que una entidad ultraterrenal me hablaba desde el más allá y me contaba verdades tan profundas como dolorosas.
Estas orillas de triste belleza se vislumbran ya en la primera canción, "Life Is Unbeliavle", una guitarra, unos coros y un contrabajo para levantar una melodía que sopla como el viento en una noche oscura, y que deja la sensación del tiempo y su avance sin piedad. "Holy Mackerel" parece una vieja canción tradicional del sur de Estados Unidos, y sus ingredientes son tan sólo un arpa y la voz de Sourthworth. Y la primera cumbre emocional llega con "The Pillowmaker", excepcional, una de esas canciones que inevitablemente rasga el alma, que hace que nos detengamos ante nosotros mismos para contemplarnos por dentro, y todo eso en apenas un minuto y gracias a una melodía que es pura y demoladora sencillez. Los sonidos añejos rebrotan en "Eyes Are The Flowers", parece la versión de una canción de los años cuarenta, tristeza apagada de un domingo por la tarde. El imaginario cancionero popular de Southworth tiene dos grandes incorporaciones con "Idiot Village" y "Pineapple Shoes", casi como si se hubiesen copiado de una antigua partitura perdida. El mejor material emocional llega con "We Can Live Life" y sus surcos de cantautor legendario, y acaba de explotar en la magnífica y sugerente "River Rations", ese tipo de canción que sale del fondo de los tiempos y y que apenas se molesta en desarrollarse, tan sólo se insinúa.
Southworth está sobrado de ideas y sabe cómo plasmarlas, y éste es su disco austero, reflexivo, depresivo. "Moon On Fire" es una absoluta maravilla que enciende la chispa de la magia con su oscilación entre una parte gris, llorosa, macilenta, y un estribillo de luz y esperanza extremadamente emocionante. Las revoluciones pop aumentan con "Seashells and Bluebells", con claros sabores de los primeros éxitos de Burt Bacharach, una canción cargada de esperanza, de ilusión, de optimismo ciego, con un estribillo que arroja luz al futuro. "Field Town Morris" recurre con desparpajo al sonido de raíces, y "Sail The Rails Railroad Sailor" adopta ese sonido de canción tradicional que es marca de la casa en Southworth. Más pop de quilates en "Bygones Be Bygones", otro clásico susurrante y humilde que se colará dentro de nosotros sin que apenas nos demos cuenta. Y "Rainbowin" es adecuada para silbar un sábado por la mañana de sol radiante, una tonadilla simpática que es mucho más de lo que parece. La refinada "River City Girl" seduce por su elegancia y por su inmediatez, es la canción perfecta para dedicar a una chica, y las diecinueve canciones del disco terminan como han empezado con "Ghostflower": crudeza, firma de cantautor, nostalgia, desnudez, palabras certeras. Imposible acabar de mejor manera que entre esas espirales de melancólicas guitarras españolas.
The Pillowmaker es un disco que deja huella, uno de los cinco tesoros de John Southworth, un testimonio claro de su genio y de su talento para aspirar influencias y, al mismo tiempo, ser radicalmente distinto a todo. Estoy seguro de que os va a gustar mucho y de que tendréis ganas de investigar en el universo colorista, fantasioso y onírico de este músico. Nuevamente, no tendremos otra opción que rendirnos al poder de algunos para hacer de nuestros días algo mucho más hermoso.
John Southworth. The Pillowmaker (1996)
7 comentarios:
There she goeeeeeess
buenísimo, GENIO, qué gran descubrimiento. gracias mil.
¿conoces el segundo de los discos?, ¿lo puedes dejar por aquí?
Hola
Buscando en Google "Gen Rosso" me ha aparecido tu blog.
He leido tu noticia de hace un año aproximadamente.
No se si sabrás que Gen Rosso es un grupo que aún existe desde el año 1966. Es un grupo que vive y canta por la fraternidad y por la paz en el mundo.
Desde ese disco que tu tienes hasta los que publican ahora, hay un gran cambio...
Te invito a que pases por su web:
http://www.genrosso.com
Por cierto los componentes se van renovando con el paso del tiempo.
También encontrarás algunos mp3 del grupo, giras mundiales, etc...
Por cierto el año pasado estuvieron de gira por España.
Venga, más vídeos molones pa'la tropa
Sebastian Knight, impresionantes los dos vídeos. Y la canción de The La's... es posible que algo suene más limpio que eso?
anónimo: me alegro de que te haya gustado. No te preocupes, iré hablando poco a poco de todos los discos de John Southworth, aunque los otros son algo distintos (mucho más arreglados y variados).
Javi, gracias por la información sobre Gen Rosso. Hasta ahora sólo he escuchado de ellos Questa Gente, que me lo compré por pura casualidad, porque me lo dejaron a precio de saldo, y la canción me parece increíble. Investigaré a ver qué tal suenan ahora.
gracias por el descubrimiento! acabo de oir en youtube "Life Is Unbeliavle",y es una maravilla...parece Ray Davies o el mismisimo Scarpa! voy a buscar mas de esta gente para ponerme al dia...
el anonimo era yo...me he perdido con el there she goes! me encanta ese disco...
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